DEMOCRACIA
El uso de las palabras no es ni gratuito ni inocente, especialmente en nuestros
días. Todo lo que vemos, leemos y oímos está absolutamente medido y estudiado. Desde
Carlistas Matritenses queremos hacer una breve reflexión de la palabra democracia.
La clase política española la tiene como
una de sus palabras tótem. Esta palabra sirve para todo, ya sea para bombardear
un lejano país como para realizar recortes en economía. Lo interesante del
asunto, dado el uso y abuso de la palabra, es que gran parte de la ciudadanía
ha acabado asumiendo que toda ecuación que contenga dicha palabra tiene que ser
buena per se. No solo eso, todavía más, si uno no está de acuerdo con esa
ecuación le es prácticamente imposible poner en cuestión la misma. Al contener
democracia el mero intento de rebatir la ecuación sitúa al crítico o en enemigo
de la democracia o el razonamiento expuesto será ignorado.
Los carlistas matritenses pensamos que es hora que nos empecemos a
preguntar por lo que realmente significa democracia. Hacerlo sin miedo a ser
señalados por el hecho de hacerse preguntas y buscar respuestas. Actualmente
hay una tendencia que empuja a creer que votar es sinónimo de de democracia.
Sin embargo, muy poca gente se pregunta por la representación. ¿Quién me
representa? ¿Hay alguien con nombre y apellidos que responda por lo que pasa en
mi barrio o en mi ciudad? ¿Tengo la sensación de que es la nación la que
controla al poder político o es justamente al revés? ¿Hay división de poderes?
¿Somos todos los ciudadanos iguales ante la ley? Se podrían plantear infinidad
de preguntas pero si empezamos por buscar respuesta a estas muy pronto nos
daremos cuenta que en España no tenemos democracia.
La falta de democracia es algo grave, muy grave pero no es lo peor. Lo peor
es que el pueblo soberano vive engañado con una mentira pergeñada por la clase
política en la que ni un solo partido político abre la boca para denunciarla. Eso
sí, se les llena la boca hablando de democracia. Esa palabra santa que todos
dicen defender y que nadie se atreve a explicar lo que realmente es. El
motivo es sencillo, todos buscan sencillamente su espacio de poder, mantenerse
en el mismo y llenarse los bolsillos. Por eso ninguno de ellos va a
denunciarlo, sería su final.
Como ya se ha dicho anteriormente, es nuestra responsabilidad que esto cambie.
Aunque suene duro, la culpa de que esta situación continúe es nuestra. Somos
colaboradores necesarios. Denunciemos y contemos a nuestros amigos, familia y
compañeros la realidad. Invitemos a todo el mundo a que piense y se haga las
mismas preguntas. Esto no se trata de partidos políticos ni de un lado u otro.
Son los mínimos para que la sociedad civil empiece a despertar y darse cuenta
del engaño.
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